La dimisión de la presidenta insular del PSOE, con palabros gruesos contra la vuelta al poder del marqués gracias a su propio partido, es para tararí y no echar gota. Una crisis de amplio calado en el socialismo majorero y su vuelo rasante hacia “las garras” del marqués que deberá tener su repercusión interna más temprano que tarde. Estévez cantó las cuarenta, dicen sus adversarios -externos- políticos que demasiado tarde, pero su portazo a Fuentes Curbelo y Blas Acosta se quedó chico pasada una hora, al adelantar este periódico la dimisión de la consejera y vicepresidenta del Cabildo de Fuerteventura, Ana Padilla, de todos sus cargos públicos en la corporación insular. La todavía senadora -le quedan dos años para entregar su acta a IF- se quita un marrón de encima: no tendrá que votar este miércoles a favor de un PTEOTI al que su jefe de La Oliva le ha puesto una cruz con su socio de la avioneta en Pájara.