Detectives seductoras, odiosas guerras

22 de septiembre.- Me he levantado, me he aseado, he desayunado en una pasteler�a, me he metido en el cine ('La batalla de Haditha', de Nick Broomfield), he tomado un caf� y he le�do muy por encima los diarios (cada vez lo hago m�s por encima, paradojas de la vida, siendo juntaletras), me he vuelto a meter en el cine ('Fados', de Carlos Saura), he entrevistado a Ic�ar Bolla�n ('Mataharis'), he comido unas celestiales pochas con chorizo que me ha hecho mi santa madre, me he largado a una rueda de prensa, he entrevistado a Nick Broomfield, me he venido a casa, me he puesto un traje de ba�o, he bajado a la playa de La Concha, me he pegado un chapuz�n veloz en el agua verde y fr�a, me he duchado a todo meter, he escrito los dos textos que ten�a que mandar al peri�dico, he cenado, y ahora escribo en el blog. Y luego, a la piltra.

Y ese ha sido hoy mi d�a.

No ha sido, desde luego, el 'Perfect Day' de Lou Reed (gloriosa canci�n que recomiendo con amor a quienes no la conozcan), pero s� un d�a privilegiado de alguien privilegiado con un trabajo privilegiado que, cuando as�, suele acordarse bastante de los menos privilegiados e incluso de los much�simo menos privilegiados. Mi trabajo consiste en eso, en ver, escuchar, reflexionar y escribir. A veces sobre cine, no siempre. En ocasiones la cosa sale decente, otras horrible. Lo hago lo mejor que puedo y s�, y esa es mi gran satisfacci�n, porque me deja tranquilo conmigo mismo. Es mi trabajo, periodista, tampoco puedo decir que lo busqu�, casi me lo encontr�. Hay gente con mucha vocaci�n y mala suerte. Yo tuve poco de lo primero y mucho de lo segundo.

No s� si os he dicho que septiembre en San Sebasti�n te noquea, te inyecta permanentes ganas de perderte por las calles de la Parte Vieja mirando a los tejados, de beber txakol� y comer anchoas, de dar besos (no tiene por qu� ser justo despu�s de las anchoas, eh), de atravesar el puerto y ver a los pescadores, de subir al Paseo Nuevo, oler la sal del mar y pensar en lo que quieras, de sentarte en el Peine del Viento y ver c�mo explotan las olas contra el hierro oxidado de Chillida, mientras piensas en c�mo es posible que, con lo f�cil que deber�a ser todo, todo sea tan complicado. Mientras piensas en que, con lo furiosamente bonita que es la paz, algunos puercoespines se empe�en en pinchar y pinchar, pinchar y pinchar, joder y joder.

Los primeros zambombazos del festival han puesto el list�n muy alto, y yo me alegro por los organizadores del sarao, que son gente de alto copete y a veces lo tienen jodid�simo para sacar adelante esto.

Ya os coment� ayer que los mafiosos rusos de Cronenberg en 'Promesas del Este' me hab�an dejado grogui. Pero las 'Mataharis' de Iciar Bollain no se han quedado cortas. Tres t�as detectives luchan por encontrar las puertas adecuadas, no de los respectivos casos que les encargan (que tambi�n) sino de sus respectivas vidas. A veces zigzaguean como pollos sin cabeza, err�ticas como lagartija sin cola, pero en ocasiones son hero�nas an�nimas, dignas de monumento, como tantas y tantas t�as y t�os a los que no se les dedica peli alguna, dicho sea de paso.

Ic�ar Bolla�n, que rueda pel�culas como quien se piensa vidas, lenta, grave, concienzudamente, parece en estado de gracia al mando de esta nave. Y tiene tres actrices que no parecen hacer el personaje, sino ser el personaje. Mar�a V�zquez y Nuria Gonz�lez est�n espl�ndidas. Lo de Najwa Nimri roza la estupefacci�n. Me inquieta y me ha puesto nerviosito perdido muchas veces esa actriz, no la he soportado mucho en las pel�culas de Daniel Calparsoro, igual el problema es m�o, y me pareci� sobreactuada y un punto inaguantable en 'Luc�a y el sexo'.

Aqu�, en 'Mataharis', te provoca ganas de gritar, pero en el buen sentido, esos gritos callados que no te salen de la garganta porque las emociones se te van al ojo y al o�do, y no queda sitio para la garganta, todo no puede ser. A las �rdenes de Ic�ar Bolla�n, Najwa Nimri da pena, hace gracia, plantea interrogantes, es misterio puro, no est� guapa pero resulta irresistible, es magn�tica, hipnotiza, se retiene y luego explota sin hacer ruido, se merece un premio, un premio de los gordos, es una de las grandes interpretaciones femeninas del cine espa�ol de los �ltimos a�os, junto a la de Laia Marull en 'Te doy mis ojos', qu� casualidad, tambi�n de Ic�ar Bolla�n.

'Mataharis' comunica muchas cosas sobre la incomunicaci�n. Sobre la necesidad de currarnos como perros y cada d�a nuestras historias de amor, ya sea sentimental o filial, procurando acordarnos siempre de que nada est� ganado porque s�. Tambi�n habla de lo f�cil que nos es ver y juzgar desde fuera, a lo 'voyeur', y lo tremendo que nos resulta juzgarnos a nosotros mismos desde dentro, a lo masoca. Eso no apetece, jode, echa para atr�s, y sin embargo es imprescindible. Gran cine.

'La Batalla de Haditha' del brit�nico Nick Broomfield evoca la masacre -o asesinato, si se prefiere- que un destacamento de 'marines' de EEUU provoc� en esta localidad iraqu� el 19 de noviembre de 2005, al acribillar despiadadamente a 24 civiles que estaban dentro de sus casas, abuelos, abuelas, padres, madres, hijos, hijas, nietos, nietas, novios, novias, gente corriente, civiles sin arte ni parte, personas tan acojonadas con la guerra que s�lo aciertan a encerrarse en sus casas cuando ven que un atentado con bomba ha matado a un marine en la carretera que cruza enfrente de ellos. Para Broomfield, lo peor de toda guerra, dejando de lado los muertos, es la atroz banalidad que los medios de comunicaci�n edifican en torno a ella. Por eso ha querido entrar en la an�cdota humana, en el calvario personal de la gente, y dejarse de gilipolleces geoestrat�gicas y pol�ticas que no entienden m�s que los halcones de la guerra, sean los que sean. Broomfield logr� 'recuperar' a marines que hab�an luchado en Irak y hab�an vuelto a casa, y los convirti� en actores. Lo mismo hizo con muchos iraqu�es, los junt� a todos en Jordania, cerca de la frontera. Durante el rodaje, a los marines/actores les hizo convivir en barracones similares a los que el ej�rcito de EEUU utiliza realmente. A los iraqu�es, en casas como las que ellos mismos se fabrican al borde de las carreteras. Cre� as� un clima previo �nico, que le permiti� hacer una pel�cula que, m�s all� del alegato y la denuncia, es un brillant�simo y estremecedor filme b�lico. Sostiene el director brit�nico que, adem�s, los ex marines y los ex combatientes iraqu�es reconvertidos en actores acabaron haci�ndose amigos.

'Fados', de Saura, es bonita, a veces preciosa. Pero no tengo yo del todo claro que me haga falta ver dando saltitos a un mont�n de bailarines guapos y bailarinas guapas para apreciar la belleza triste del fado. Igual me vale un disco. 'Fados' es brillante, a veces impresiona por su originalidad t�cnica y a veces, pocas, te llega a emocionar. Corrijo: me llega a emocionar. Deb�a andar yo para pocos bailes ayer...