por ISABEL ESPIÑO
Tras una imagen discreta e, incluso, anodina, se encuentra una de las ministras triunfadoras de la primera legislatura de Zapatero. Valorada por el presidente y por los propios electores, también favorables a que se mantuviese en el Gobierno, Elena Espinosa Mangana (Orense, 1960) repitió en 2008. Dos años más tarde su reconocimiento había caído —la decisión de unir Medio Ambiente con Medio Rural y Marino no contentó ni a ecologistas ni a agricultores— y en la crisis de Gobierno de octubre de 2010 fue sustituida por Rosa Aguilar.
En las elecciones generales de marzo de 2008, fue uno de los pocos ministros cuneros (nombrados cabezas de lista para el 9-M) en los que verdaderamente funcionó el supuesto tirón electoral de las carteras. Espinosa logró 'arrancar' un escaño al PP del 'cacique' José Luis Baltar. Ayudada por la crisis de los 'populares' orensanos, que ya perdieron la Alcaldía en las anteriores municipales, la ministra subió en marzo de 2008 seis puntos y 12.000 votos con respecto a los resultados socialistas de 2004.
Su labor en la primera legislatura al frente de la cartera de Agricultura, Pesca y Alimentación también se saldó con un balance positivo. Y eso que esta mujer de pesca (tras casi una década al frente del puerto de Vigo) se encontró con no pocos problemas en tierra. La cuota láctea, la subida de precios (de la cesta de la compra, para los consumidores; de los piensos, para los ganaderos), las protestas de los ganaderos en plena precampaña… Sin embargo, la ministra 'sobrevivió' a base de diálogo. Con Bruselas y con unos sectores nada dóciles, de los que consiguió acuerdos históricos, como el del gasóleo con los agricultores.
Y es que a Espinosa le acompaña desde su inicio en política el cartel de negociadora. Así llegó, con sólo 25 años y recién afiliada al Partido Socialista, a un Vigo en plena reconversión. Allí fue responsable de la Zona Urgente de Reindustrialización, un plan del gobierno de Felipe González para hacer frente a la difícil reconversión naval a la que se enfrentó Galicia (Vigo y Ferrol, básicamente) en los 80.
Sólo tres años después, era nombrada presidenta de la autoridad portuaria de la ciudad, auspiciada por su padrino político, el entonces ministro de Transporte, Turismo y Comunicaciones, Abel Caballero. Mujer, todavía en la veintena y economista (en lugar de ingeniera), todo parecía jugar en su contra, pero Espinosa se mantuvo al frente del mayor puerto de Galicia hasta la llegada de los 'populares' al Gobierno central, en 1996. Entonces aparcó temporalmente los cargos políticos, asesorando primero al Instituto Gallego de Medicina Técnica (una institución adscrita al Sergas) y, posteriormente, como buena mujer de pesca, incorporándose a la dirección de los astilleros Rodman. Allí se mantuvo hasta 2004.
Zapatero y su Gobierno paritario buscaban a una gallega para la cartera de Agricultura y Pesca. A su madre no le hizo ninguna gracia el nombramiento. «Si es por mí, no iba», declaró. Sin embargo, Espinosa fue. Y fue, también en esta legislatura, aunque a un renovado ministerio. Sin embargo, en el último tramo, Zapatero prescinde de ella.
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